Opinión:
Por muchos, llamada el arma del pueblo, el único problema, es que al igual que la espada esta es de doble filo. Encontrar la forma de transmitir una idea, sin que esta amenace con destruir las demás debe ser la odisea más grande hecha por cualquier escritor. Se deve tener en cuenta cada pauta, cada detalle, cada uno de los términos usados, para así conducir al lector a aquello a lo que se desea llegar.
En muchos casos, la idea que se trata en el texto, puede ser demasiado polarizada, el ejemplo más fácil para demostrarlo, sería el del aborto, pues, si únicamente dividiéramos a las personas que lo leerían entre las que lo apoyan y las que no, se podría notar que la idea que poseen al respecto del tema es totalmente firme, y se niegan a pensar lo contrario. En un caso como este el articulo solo es bien visto por los que están de acuerdo con la opinión del escritor y a la vez es rechazada por los que opinan lo contrario muchas veces sin siquiera leerlo.
Muchas veces, el problema suele ser que el lector no esté parcial o totalmente enterado del tema, por ende, podría ver el artículo como la única verdad. Debido a esto al escribir y difundir la opinión se debe siempre crear primero el panorama general del tema a desarrollar para luego si poder exponer su opinión. Esta división (entre la situación y la opinión) siempre ha de estar bien marcada, pues muchas veces el mismo escritor suele pensar que su opinión es parte de la verdad, mezclándolas sin siquiera darse cuenta.
Aunque, el mayor problema que se enfrenta al escribir opiniones, es y siempre será el miedo de confrontar sus ideas con las de los demás. Muchas veces llega a ser inconsciente, causado por el hecho tratado anteriormente de creer sus opiniones verdades absolutas. Cuando esto llega a suceder, no solo se exponen las opiniones como hechos, sino que a la vez, se descartan totalmente las opiniones de los que confronten sus ideas, convirtiéndolos en “enemigos” y negándoles la posibilidad de ser escuchados. Cuando esto llega a suceder, el escritor, temiendo que sus ideas no sean validas rompe con la ética de sí mismo, y al hacerlo, la única forma que encuentra para defender sus ideas es destrozar la imagen de sus opositores, creando acusaciones falsas y sin bases reales.
Por ésta misma razón, volviendo a la metáfora inicial de pensar la opinión como una espada de doble filo, se debe tener en cuenta que al igual que esta, la opinión solo debe ser manejada por aquellos con la experiencia para hacerlo, o aquellos con el suficiente valor para lanzarse con ella a un mundo que desconocen.
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